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REVISTA DEL DOMINGO
Santiago de Chile, domingo 5 de diciembre de 2004

La perla del Uruguay
Punta del Este, uno de los balnearios más exclusivos de Sudamérica, cada vez está siendo visitado por más chilenos. Si piensa veranear allí este año, éstos tiene que saber.

Por: Sebastián Montalva W.

 

Punta del Este tiene dos caras. La primera, menos visible, menos famosa, es la que está más presente durante el año. Punta del Este es un balneario que funciona prácticamente sólo en verano, esto es, desde mediados de diciembre hasta fines de febrero. El resto es baja temporada: las calles están vacías, las playas desiertas, las casas deshabitadas y casi todo el comercio cerrado. El panorama puede ser desolador a primera vista, a menos que uno esté buscando precisamente tranquilidad en un lugar lindo como éste.

Los pocos turistas que se divisan cuando Punta muestra su primera cara son en su mayoría brasileños que llegan a probar suerte en el casino del Hotel Conrad, el más importante de Uruguay y el centro del movimiento de la ciudad; uno que otro argentino de paseo por el fin de semana, algunos chilenos aprovechando la baja temporada y un puñado de montevideanos caminando por la rambla - una actividad barata, beneficiosa e imperdible- o pedaleando por los rincones de la ciudad, siempre con su matera bajo el brazo y la bombilla en la boca. El resto son los uruguayos que viven en Maldonado, zona urbana pegada a Punta del Este.

Ellos trabajan aquí, ya sea en los hoteles, en las pocas tiendas abiertas, en los taxis o arreglando las casas de los dueños que llegarán a vacacionar en el verano, cuando aparece la otra cara de la ciudad, la más visible, la más famosa, cuyo apogeo es en enero, el mes en que llegan todos los argentinos: de hecho ya hay muchos hoteles - el Conrad es uno de ellos- que están copados de reservas. Los brasileños se reparten entre diciembre, enero y febrero. La mayoría de los chilenos, que cada vez están viniendo más, suelen llegar en febrero, cuando las tarifas de alojamiento son más bajas.

"Vos no te podés imaginar cómo es esto en el verano", cuenta Fabián, un conductor de taxi y apasionado windsurfista oriundo de Maldonado, mientras transita por el puente ondulado que lleva a La Barra, el sector del carrete de Punta... en temporada alta. "Todo está lleno, no se puede ni caminar. Yo ahora estoy deseando que llegue diciembre para la movida y todo eso, pero después sólo quiero que sea marzo para que se vayan todos".

Punta del Este está en Uruguay. Puede que sea un mal chiste, está bien, pero no está de más recordarlo. Sobre todo si consideramos que los argentinos son prácticamente dueños de Punta del Este. Las casas, edificios y mansiones les pertenecen. Tienen la plata - la guita, ¿viste?- y son ellos quienes han convertido a esta ciudad en uno de los balnearios más famosos de Sudamérica.

¿Qué piensan los uruguayos al respecto, considerando la rivalidad que siempre ha existido con sus vecinos? "Y bueno, está bien: de esto vive Punta y todos nosotros. La gente de acá espera todo el invierno y se prepara para sacarles el jugo a los dos meses en que llegan los turistas", explica Sebastián, también de Maldonado y conductor de radiotaxi.

El pintor Carlos Páez Vilaró, uno de los íconos del balneario, creador de la casa-museo-taller-hotel-negocio Casapueblo en la zona de Punta Ballena y por quien muchos uruguayos sienten una especie de veneración, opina lo mismo. Es más, no se queda corto en alabanzas hacia sus vecinos: "A mí me parece maravilloso que los argentinos construyan en Punta del Este, porque ellos son un poco los descubridores de este lugar", dice una tarde en su taller, rodeado de pinturas y esculturas. "¿Sabés que los argentinos tienen una manía? Consiste en descubrir un lugar, ponerlo en vigencia e irse, es fantástico. Así pasó con Florianópolis, con Buzios, es gente de muy buen gusto y que trae progreso. Ellos llegaron a Uruguay, se instalaron en Punta del Este e hicieron esta maravilla. Después se fueron a La Barra, y ahora están descubriendo José Ignacio".

Punta del Este crece al noreste. Ya lo decía Páez Vilaró: originalmente, el punto neurálgico de la ciudad y el más apetecido por los inversionistas estaba en la zona entre la costa Mansa (cuyas aguas pertenecen al río de La Plata) y la Brava (que enfrenta al océano Atlántico), que es en rigor a lo que debe llamarse Punta del Este, pues hacia el noreste hay dos sitios administrativos distintos, pero que pertenecen en el fondo al mismo balneario: La Barra y José Ignacio.

En La Barra está concentrado todo el carrete de la ciudad y las playas más top y faranduleras. Es allí donde hay que ir si se busca diversión nocturna, tirar pinta en autos nuevos, lucir bronceados perfectos y estrenar ropa de marca. La arquitectura y la onda del lugar es muy distinta a la de Punta del Este: todo es muy surfer, no hay edificios altos, pero sí muchos apart hoteles y casas de arriendo para veraneantes, además de restaurantes, tiendas y muchos pescadores de corvina negra, el pez clásico de esta zona.

José Ignacio, ubicado a 38 kilómetros de Punta del Este, es el lugar que más ha crecido en el último tiempo. Hace unos tres años, sólo había algunas casas y muchos terrenos desocupados. Desde fines de 2003 a la fecha se estima que esta zona creció alrededor de un trescientos por ciento: las chacras fueron vendidas, las casas - y vaya qué casas- se multiplicaron y el verano pasado se convirtió definitivamente en uno de los lugares más top y apetecidos de Punta. Sólo digamos que quienes han construido casas aquí son famosos argentinos como la millonaria Amelita Fortabat o los conductores de televisión Marcelo Tinelli y Susana Giménez.

Igual, este sitio todavía sigue siendo algo rústico, con caminos de tierra y playas bastante más solitarias que las de La Barra y Punta del Este, aunque muchas de ellas tengan difícil acceso debido a que alguna mansión se construyó al frente y prácticamente acaparó una playa para uso privado.

Punta del Este es top top top top. Si estableciéramos como forma para medir si un lugar es top o no la cantidad de apariciones en el programa "Wild on!" del canal E!, habría que decir entonces que Punta del Este sí que es top: ha aparecido al menos dos veces, una de ellas presentada por "nuestra" animadora y reciente mamá Angélica Castro.

Pero no sólo por salir en "Wild on!" este balneario es top: todos los veranos, por ejemplo, el mundo de la farándula y el espectáculo se congrega en la playa de Montoya, en La Barra, para presenciar el tradicional desfile de moda del diseñador argentino Roberto Giordano (la fecha para este verano aún no está definida, pero suele hacerse el segundo fin de semana de enero), donde circulan famosas modelos como Eva Herzigova, Dolores Barreiro, Carolina Ardohain ("Pampita" para los amigos) o "nuestra" Kenita Larraín, y es más fácil ver flashes de cámaras fotográficas que estrellas en el cielo. Además, basta pasar lista a los ricos y famosos que han vacacionado en Punta del Este, sin contar los ya mencionados, como Robert de Niro, Christopher Lambert o Giorgio Armani.

Si quedan dudas todavía, vaya aquí otro botón: ¿qué más top que tener un barrio llamado Beverly Hills en pleno Punta del Este, repleto de mansiones construidas sobre verdes praderas y avaluadas en al menos cinco millones de dólares cada una? ¿Ah?

Punta del Este es un mar de bikinis. Con cientos de kilómetros de costa, mar azul, mucho sol en verano y bañistas en su mayoría argentinas y brasileñas, es bastante difícil no encontrarse con mujeres lindas. O con hombres guapos, según sea el caso. Según cuentan todos en la ciudad, en temporada alta las mujeres más apetecibles se concentran en la playa de Manantiales, también conocida como la playa de los bikinis - por razones obvias- , y en la ya mencionada Montoya (donde el año pasado el canal de cable Fashion TV puso un stand permanente de modelos), ambas en La Barra. El lugar es un deleite para la vista, y no sólo por el paisaje. Ahora, si quiere tocar, hágalo con cuidado: inolvidable es la visita que en 1999 hizo la ex chica Baywatch Pamela Anderson a las playas de Punta del Este para promocionar su nueva serie de televisión. Todo iba bien, tranquilo, hasta que una horda de adolescentes se abalanzó sobre ella e intentó palpar directamente los atributos que la hicieron famosa. Pamela salió corriendo despavorida por la arena y logró zafarse. Pero pasó el susto de su vida.

Respecto de las playas del sector de Punta del Este, hay que dividir: si prefiere más tranquilidad, toda la costa de La Mansa lo dejará satisfecho; si busca más olas y acción, vaya a las playas de La Brava, como por ejemplo El Emir, donde suelen juntarse todos los surfistas. No olvide tampoco el sector de Punta Ballena, a diez kilómetros de Punta del Este, donde está la Bahía de Portezuelo y se suele practicar mucho windsurf y buceo.

Punta del Este tiene festival. Se trata del festival de jazz de La Pataia, que este verano celebrará su décima versión, y que tradicionalmente atrae a mucha gente a la ciudad.

La Pataia es un lugar campestre ubicado a unos 18 kilómetros del centro de Punta del Este. Allí ha veraneado varias veces el actor estadounidense Christopher Lambert, en una casa que hoy se ofrece por internet precisamente como "la chacra que alquila Christopher Lambert": el arriendo por el mes de enero cuesta unos nueve mil dólares.

En el tambo El Sosiego, uno de los fundos de La Pataia, un argentino fanático del jazz llamado Francisco Yobino - que se instaló con una fábrica de dulce de leche artesanal y abrió un restaurante de pizzas y pastas repleto de fotos de íconos de la música negra- organiza desde hace diez años uno de los festivales más atractivos de esta materia en Sudamérica. Atractivo por la calidad de los invitados (ha tocado gente como la chilena Claudia Acuña o el saxofonista cubano Paquito D'Rivera, quien también oficia de anfitrión y director de la programación musical) y porque se realiza al aire libre, bajo las estrellas, en un lugar muy lindo.

Para esta temporada, la cita será entre el 6 y el 16 de enero. En los primeros días se presentarán sólo jazzistas latinoamericanos, mientras que los tres últimos están reservados para los músicos internacionales. Hasta el momento están prácticamente confirmados los shows del trompetista Roy Hargrove (para el sábado 15) y del pianista Bebo Valdés (el domingo 16), entre otros, y además están en conversaciones para traer al tecladista Herbie Hancock y al contrabajista Ron Carter.

Punta del Este tiene juerga. La vida nocturna es una de las mejores cartas de presentación de este balneario. En todo caso, si va en baja temporada no espere mucho: las únicas discoteques que suelen estar abiertas son Parada 12, un lugar pequeño y con muy poco estilo, pero que igual se llena y puede ser la salvación para quienes no pueden vivir sin el punchi punchi nocturno; y, sólo algunos sábados, la Paladium del Hotel San Rafael, frente a la Playa Brava.

En el verano todo se reactiva, especialmente el sector de La Barra. Una de las discoteques más populares sigue siendo La City, al lado de los puentes ondulados (si anda en auto no olvide pasar rápido por ellos y sentir el cosquilleo en la guata: por más vacuo que sea, esto es un imperdible de Punta); una de las más exclusivas es Tequila, una disco y bar donde, cuentan, para entrar a veces no basta sólo con pagar, sino que hay que agradarle a los tipos de la puerta. ¿Cómo? Llegando en un auto último modelo o luciendo la ropa más de moda, por ejemplo.

Pero bueno, independiente de la discoteque que se elija, hay algo que no se puede olvidar, si uno goza haciendo lo que todos hacen: ir por una medialuna calientita (pan relleno con jamón, queso o lo que sea) en "Medialunas calentitas", el local de La Barra donde hay que ir después de la fiesta para recomponerse. Ahora, si está cerca del puerto y no hay ánimo para ir hasta allá - y usted no es de los que se muere por las medialunas- , la movida está en los bares Moby Dick y Soho, que también suelen estar bien prendidos. Sobre todo a partir de las dos de la mañana.

Punta del Este mueve mucha plata. Por ser el lugar turístico por excelencia del país, en Punta del Este todo es más caro. Tomemos el caso del chivito completo, el clásico sándwich uruguayo que lleva carne de vacuno, queso, jamón, tomate y mayonesa, se acompaña con papas fritas y se come con la mano - con mucha servilleta disponible- , y que fue creado supuestamente por Antonio Carbonaro, fundador del bar "El Mejillón" en los años cuarenta; luego diputado por el Partido Colorado, edil y concejal de Punta del Este, y que murió este verano a la edad de 87 años sin haber registrado su invento. Pues bien, el mentado chivito completo que ronda los tres dólares en Montevideo, aquí cuesta cinco.

Pero si se trata de hablar de dinero, de grandes sumas de dinero más bien, ahí están los casinos, una de las mayores atracciones locales. En Punta es tan posible hacerse rico de la noche a la mañana como perderlo todo en fracción de segundos. Aunque, para qué estamos con cosas, lo segundo sea lo más común. Si es aficionado al juego, hay tres casinos para liberar la tensión: el Nogaró, el del Hotel Mantra (que hasta el año pasado se llamaba Cipriani) y el del Hotel Conrad. Los dos últimos son los más exclusivos y taquilleros, pero el del Conrad merece una nota aparte: es el único privado de Uruguay y funciona las 24 horas; se considera entre los mejores de Sudamérica y, asegura su eslogan, es el que mejor paga en la región. Este año, hasta noviembre, llevaba desembolsados 62 millones de dólares para sus apostadores; sólo en el mes acumulaba un millón setecientos mil; y en un día, quinientos cincuenta mil de los verdes.

Aparte del espectáculo de ver cómo muchos jugadores, los más viejos sobre todo, sacan y sacan billetes de cien dólares y compran y compran fichas para los dados o la ruleta; aparte del espectáculo de las impresionantes chicas de rojo que se pasean entre las mesas y ofrecen tragos cortesía de la casa, el Conrad tiene los mejores espectáculos de Punta del Este. Y durante todo el año. Por su showroom han pasado músicos como Luis Miguel, Shakira, Djavan, Julio Iglesias o La Ley. Hace unas semanas se presentaron Víctor Manuel y Ana Belén, y el viernes pasado - cuando se celebró el séptimo aniversario del hotel- fue el turno de Donna Summer.

Por eso conviene estar muy atento a la programación de shows para este verano. He aquí algunos destacados: los humoristas Hugo Varela (13 y 20 de enero), Les Luthiers (14 y 15 de enero) y Enrique Pinti (28 de enero); el jazzista Luis Salinas (12 de enero), el tanguero Esteban Morgado (18 de enero), el cantante Palito Ortega (14 y 15 de enero) y los bailarines Iñaki Urlezaga (7, 8 y 9 de enero), Julio Bocca (21 y 22 de enero) y Maximiliano Guerra (11 y 12 de febrero), entre otros.


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