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Revista Noticias | 12 de Enero 2008
Jazz con impronta latina
Paquito D'Rivera y su grupo fue un excelente fin de fiesta para el 13.º Festival Internacional de Jazz de Punta del Este. Tocaron, además, los norteamericanos Bruce Barth y Jeremy Pelt.
Por Ricardo Saltón
 
  De lujo: El trompetista Jeremy Pelt, Paquito D'Rivera, Bruce Bart y otros en otro encuentro en el este.
 

Punta del Este nunca fue una plaza fácil para el jazz. Pero en medio de una multitud de argentinos y brasileños que prefieren otras formas de divertirse en el balneario uruguayo, siempre hay una parte –pequeña, pero igualmente significativa– que elige escuchar este tipo de música. Con esa base y con la necesaria perseverancia de un empresario, Francisco Yobino, puesto a productor de espectáculos, fue posible que el Festival Internacional de Jazz de Punta del Este arribara a su decimotercera edición consecutiva.

Hasta el verano pasado, la sede “natural” del encuentro era el tambo El Sosiego –que pertenecía a Yobino–, donde se construyó un coqueto anfiteatro. Pero al venderse la finca las cosas se complicaron y, finalmente, fue la Azotea de Haedo –un predio cuyo dueño era el ex presidente uruguayo Eduardo Víctor Haedo y ahora está en poder de sus descendientes– el lugar elegido para hacer esta nueva edición del festival.

Si algo ha caracterizado a estos encuentros “jazzísticos” del este uruguayo, ha sido la fidelidad a un estilo musical –el bebop norteamericano y la bossa nova como ejes centrales– y el muy buen nivel artístico mantenido a lo largo de los años. Y valdría la pena recordar que entre los cientos de nombres que han pasado a lo largo de los años, se en encuentran los de figuras muy destacadas, como Toots Thielemans, Paquito D'Rivera, Bebo Valdés, Chano Domínguez, Slide Hampton, Ron Carter, Kenny Barron, McCoy Tyner, Michael Brecker, Chris Potter, Jimmy Green, Danilo Pérez o Hugo Fattoruso, entre otros.

Haciendo frente a las dificultades y al apuro con el que debió armarse, el festival –que pese al pronóstico inicial debió cambiar de casa– tuvo este año una impronta mucho más latinoamericana. Dos brasileños fueron los encargados de abrir el encuentro: el cantante y percusionista Joca Perpignan, y el pianista y también cantante Joao Donato. Un quinteto argentino –Pipi Piazzolla en batería; Darío Eskenazi, en piano; Oscar Feldman, en saxo; Mariano Sívori ,en contrabajo, y Juan Cruz de Urquiza en trompeta– resultó ser un punto muy alto en la segunda noche y volvió a confirmar el buen momento por el que pasa el jazz en nuestro país. Y en el mismo contexto deberíamos incluir la excelente actuación de la cantante Ligia Piro.

El arpista colombiano Edgar Castagneda hizo un set muy interesante en la noche de cierre, al frente de un trío muy poco convencional –con Dave Silliman en batería y percusión, y Marshall Gilkes en trombón–, con la cantante Andrea Tierra como invitada. De los Estados Unidos llegaron dos excelentes solistas: el pianista Bruce Barth y el trompetista Jeremy Pelt; y a ellos se sumó el niño pianista –un prodigio de la técnica que promete ser un gran músico en el futuro– cubano-norteamericano Tony Madruga. Puerto Rico tuvo su embajada de lujo con el saxofonista Miguel Zenón. Y Paquito D'Rivera –que regresó a estos festivales después de dos años de ausencia– tuvo la responsabilidad del cierre al frente de un septeto multinacional, donde debe destacarse la participación del trompetista Diego Urcola y del bandoneonista Walter Castro.



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